Cuando un amigo se va
Un pequeño homenaje a mi gran colega y amigo Pablo Gluschankoff....
Comienzo diciendo que sin lugar a ninguna duda, ha sido el mejor químico del país, especializado en galvanotecnia y tratamiento de metales. Nos conocimos en LABE, laboratorio de investigaciones, perteneciente a la Dirección General de Fabricaciones Militares, y en donde trabajaban todos los profesionales que el Gral. Juan Domingo Perón, había traído del extranjero. Este laboratorio, ocupaba un predio en la localidad de San Martín, en cuya puerta decía IMPA fábrica de bicicletas, pero que en realidad era donde tenía sus oficinas Fritz Mandel considerado en esos momentos mundialmente como el rey de las municiones, y se fabricaban las balas de 75 mm para los aviones alemanes de guerra. Nos toco el desarme de las máquinas, que fueron trasladadas a Río Tercero. Las oficinas las reemplazamos por biblioteca y laboratorio. El responsable de esto, era el Teniente Coronel Baduel. Nuestro compañero químico, fue el Dr. Miguel Ángel Rúveda, que terminó sus días como profesor de química Orgánica y Director de la escuela Kennedy. Las balas eran cargadas en Ostende, de nuestra costa marina, en los submarinos alemanes. Existía un túnel de 150 metros, donde se ensayaban, ya que los disparos eran en automatización, entre las hélices, de los aviones Indudablemente, en aquellos momentos, la costa era virgen y solitaria. Dejo al arbitrio del lector, tratar de explicarse como era posible este operativo y omito decir nombres, aunque se los consideraba quinta columnas. Al terminarse la guerra y disolver esto, yo no acepté el traslado a Río Tercero, y me ocupé con otro químico gran amigo Víctor Palmeri, recibido en la escuela industrial Norberto Piñeiro, con el cual creamos el Centro de Químicos industriales, de trabajar en Cabido 65 sede central de la DGFM, en donde instalamos en el subsuelo el primer microscopio electrónico del país RCA Víctor .Allí trabajamos un tiempo, pero yo renuncié y comencé el doctorado en química en la Facultad de Ciencias Exactas. Pablo Gluschankoff, también dejó la DGFM, y comenzó a trabajar en la fábrica de discos fonográficos de pasta, de RCA Víctor, donde comenzó su especialidad en galvanotecnia. Su secretario, se llamaba Ramón Ortega, en donde comenzó su carrera de cantante como Palito Ortega .Mientras tanto, yo comenzaba mi trabajo en José Franchini Lda, como traductor técnico de ingles, y luego pasé a jefe de laboratorio y Director Técnico, debiendo abandonar el estudio en tercer año de la facultad. Aquí es donde tomo a Pablo como ayudante, y conoce a mi secretaria Leonor, con quién se casa luego, y tiene sus dos hijos Valeria y Javier. Consigue un nuevo trabajo en Ingalco, empresa de Pablo Weimberg gran amigo mío. De aquí luego de un tiempo, forma una nueva empresa de Galvano bajo el nombre Metac, con sus compañeros de trabajo en Ingalco Dr. Díaz y el Técnico Químico Martínez. Finalmente, deja esta empresa, y comienza su trabajo como asesor, que sería muy largo redactar. En un pequeño laboratorio en su casa, resolvía todos los problemas, y además trabajó en diversas empresas de galvano del país. Fue el creador, con otros colegas, de SADAM, Sociedad Argentina de Acabado de Metales, que hoy todavía existe, y en donde tuve el privilegio de dar la primer conferencia, en el salón de la Asociación química Argentina, sobre el uso de los auxiliares tensioactivos para galvanotecnia.
Quiero aclarar, que luego del anterior relato, mi relación de amistad con Pablo, como puse en un poema que escribí y publiqué luego del festejo de su cumple 80 en Mar de las Pampas, gracias a la invitación de su hija Valeria, fue la del “hermano que no pude tener”. El estuvo en el festejo de mis 80 y ya no lo veré más, por eso, como homenaje, quiero dejar a continuación, su último mensaje que me entrego. Los acrósticos, eran un “deporte mental” suyo. Hoy descansa en paz y con el buen recuerdo de todos los que lo conocieron.
Juan Carlos Espector Yebra.
